Padecer
de un síndrome desconocido no es fácil, después de recibir el diagnóstico fue
inevitable mirar a mi alrededor y sentirme diferente al resto, incompleta, disminuida,
“el patito feo” de mi entorno, sobre todo en una familia con tantas mujeres, en
donde observaba como iban completando los procesos naturales de crecimiento
mientras yo me iba quedando atrás.
Hablarlo
con las demás mujeres tampoco es fácil, ya que no siempre sientes que te
entienden y sobre todo que te comprenden,
yo jamás sentí ese apoyo incondicional ni la confianza de nadie para
poder compartir todas esas tristezas, miedos, rabias y frustraciones y que al
mismo tiempo entendieran por lo que estaba pasando sin recibir palabras
lastimosas ni consoladoras solo para dejarme tranquila y menos que crean que
soy un fenómeno. Siempre he creído que las cosas tienes que vivirlas para que
puedas comprender de verdad lo que
siente la otra persona y yo no tenía a nadie que padeciera lo mismo, incluso
pensaba que no existía nadie más con MRKH así que la opción más cómoda que
encontré desde un principio fue callar y guardar dentro de mí todo tipo de sentimientos y
emociones que pudieran aflorar producto del MRKH, sin darme cuenta lo que podía
provocar callarme todo.
Sin
duda, la tecnología ha jugado un papel fundamental en gran parte de mi vida, si
bien es algo muy virtual ha sido la mejor herramienta para aprender a convivir
con esto, ya que más allá de encontrar información sobre lo que tengo, me
cambio la vida ya que he encontrado mujeres maravillosas, que no hubiese
encontrado nunca en la vida cotidiana. En la web encontré una hermandad, ese apoyo incondicional que tanto necesitaba,
a pesar de que muchas viven en países lejanos, se siente un lazo muy cercano.
He pasado
tantos años conversando con chicas de otros países que es inevitable soñar con
que algún día todos esos abrazos cibernéticos puedan concretarse y hacerse
realidad. Con el tiempo he aprendido que nada es imposible, es por eso que hace
unas semanas atrás pude cumplir ese sueño de conocer a una chica roki de otro
país gracias a una chica argentina, la cual conocía por medio de un grupo de
Facebook, recuerdo que hace años atrás conversamos varias veces, pero por
alguna razón perdimos el contacto y hace poco me contactó y me comentó que se
vino a vivir a Chile y por si fuera poco muy cerca mío, así que cuando llegó,
muy pronto coordinamos un encuentro, y así es como una tarde aun de verano, nos
encontramos y nos dimos ese abrazo tan fraternal, como si nos conociéramos de toda
la vida. Me sentí muy identificada con ella, pasamos por experiencias muy
similares (además de ser bajita, de ojos claros y tierna como yo, jejeje) a
pesar de que ella no tuvo que someterse al proceso de la operación, me
comentaba como fue para ella todo el tema de las dilataciones.
Acompañadas
de un rico helado conversamos un par de horas y cada minuto que pasaba me
sentía más reconfortada, compartimos sobre el roki y la familia, la pareja y el
entorno, todo lo que no podemos conversar con cualquier otra persona. Me hacía
falta mi “terapia” jejeje y espero que ella haya quedado igual de reconfortada
que yo.